Este año pasado estuvo lleno de momentos y eventos: algunas buenas y otras dificultosas, logros y fallas, alegría y tristeza, cosas que nos desaniman y otras que nos fortalecen. Pero, al entrar en un nuevo año, debemos de estar con expectativas renovadas. Porque aunque Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, Dios quiere hacer cosas nuevas en nuestras vidas. Durante un tiempo el pueblo de Israel no estaba esperando cosas nuevas departe de Dios. En sus mentes Dios estaba haciendo las mismas cosas o absolutamente nada y estaban echando a un lado al Dios del universo para rendirse ante el peso de lo ordinario. Aunque Dios había hechos grandes cosas en el pasado, los Israelitas no estaban esperando algo nuevo en sus vidas. Este es el punto que queremos evitar en nuestras vidas, no tener expectativas hacia Dios.
En un momento inesperado Dios le habla a Israel: “Olviden las cosas de antaño y ya no vivan en el pasado”. Él dice: “¡Voy hacer algo nuevo!” Cuando vivimos en el pasado y no estamos en expectativa para el futuro quedamos atrapados en un tiempo que no es el que Dios tiene para nosotros. Tenemos que entender que Dios es un Dios del presente, el tiempo de Dios es el tiempo correcto. Hay un término que describe a Dios como Omnipresente, significa que para Dios, el pasado es tan claro como ahora y el futuro no es una sorpresa. Quiere decir que Dios siempre está operando en el ahora.
Dios nos dice “¿No ves lo que estoy haciendo? Y es que muchos no están viendo porque estamos mirando otras cosas que no nos ayudarán a ser productivos o lograr las metas que nos ponemos por delante. La pregunta es ¿En que estamos enfocados? ¿En quien estamos dependiendo? Tenemos que depender de alguien que nunca cambia, que el pasado no lo define, el presente no lo mueve y el futuro no lo sorprende. Debemos de confiar en aquel que tiene un plan para tu vida y es fiel en sus promesa. No importando las dificultades que aparezcan, Dios es fiel.
Este año pongamos nuestras expectativas en Dios. Dependamos en el Dios que estaba y siempre estará. Busquemos su rostro para poder contemplar su grandeza. Jesucristo es el camino a Dios y podemos llegar confiadamente a Él por medio de Su Hijo. Entremos este nuevo año con un corazón agradecido y una mente en expectativa. Esperando las fidelidad de Dios para aquellos que quieren conocerle. Te invito a conocerlo: Juan 3:16-17.
En el amor de Dios,
Pastor Jose Vazquez – Iglesia Conversion – Mat. 28